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martes, 14 de octubre de 2008

De la página de Pape "para ganar hay que saber perder" (tremendo blog, por cierto), tomo prestado este relato sobre la luna, de más allá del horizonte. Ya ven, es llegar la luna llena y me pongo a hablar de mí misma.

El Tsukimi o contemplación de la luna celebra la llegada de la primera luna llena del otoño que indica el fin de la cosecha.
Costumbre adoptada por china en el periodo Heian (794-1185) y que tuvo gran aceptación en el período edo (1603-1868). Donde los agricultores llegaban a hacer ofrendas para agadecer la cosecha.
El 9 de septiembre es el chōyo no sekku, la última de las cinco festividades estacionales (gosekku). Este día también se denomina kiku no sekku (festival del crisantemo) debido a la tradición china de beber vino de crisantemo durante esta festividad para alejar los malos espíritus, y aún hoy en día existe la costumbre de exhibir y contemplar flores de crisantemo.
Segun el calendario lunar, la luna llena que aparece alrededor del noveno mes recibía el nombre de luna de mediados de otoño, o chūshū no meigetsuen japonés.
Existen varias leyendas referentes al Tsukimi. Una de ellas, bastante famosa, es la de "El cortador de bambú"
Se dice que un anciano cortador de bambues, marchó un día
de luna llena a los campos a buscar bambues para cortar.
Cuando cruzaba un bosque se encontró con un solitario
bambu del cual emanaba una luz dorada, lo cortó y al mirar
dentro de el encontró una hermosa joven a la que adoptó y
llamó Kaguyahime, que significa "La brillante princesa del
bambu". A los pocos meses se transformó en una hermosa
mujer y nobles de todo Japón iban tras su mano, pero a todos
les decía que no podía casarse con ningún hombre de la tierra,
ya que era princesa de la luna.

Un día, el 15 de Agosto del calendario lunar, dijo a sus
padres que vendrían a buscarla para regresar a su castillo
en la luna. Los padres quedaron afligidos, pero con la
esperanza de que algún día volverían a ver el resplandor en
el bosque de bambues.

Tradicionalmente, esta costumbre era practicada por la corte imperial, en lugares de gran belleza natural y tranquilidad.
Esta celebración fue, en el pasado, una manera de hacer una ofrenda a la diosa de la luna japonesa, Tsukiyomi no Kami, hermana de la diosa del sol, la conocida Amaterasu-Omikami, de la que se dice que desciende la familia imperial japonesa.
la luna de la cosecha es la luna más bella de todo el ciclo anual, por lo que este festival se realiza normalmente a mediados de septiembre. Sin embargo, dada la naturaleza de este suceso, la fecha real depende de cada persona, familia, o grupo de amigos, ya que no es como otros festivales que tienen fecha establecida. Además, aunque existen unos pocos templos y parques que realizan fiestas para contemplar la luna en varias noches, la mayoría de los japoneses disfruta de este festividad en la privacidad del hogar.

Para este festival, los preparativos son artísticos, pero no especialmente complicados. Se suele realizar un arreglo floral utilizando hierba del tipo susuki y otras flores y plantas estacionales. Si se desea cumplir perfectamente con las tradiciones, deberían mostrarse las siete hierbas de otoño, o aki no nanakusa en japonés, aunque normalmente suelen ser difíciles de encontrar. Estas siete hierbas son el trébol en arbusto o hagi (Lespedeza japonica), susuki (eulalia o Miscanthus sinensis, también llamada en japonés a veces obana), arruruz o kuzu (Pueraria lobata), clavel salvaje onadeshiko (Dianthus superbus), patrinia u ominaeshi (Patrinia scabiosaefolia), cáñamo o fujibakama (Eupatorium fortunei), y finalmente la campanilla china o kikyō (Platycodon grandiflorum)

Y al igual que cada festival japonés lleva aparejado un tipo especial de comida, el tsukimi no es una excepción. En este caso, lo tradicional es utilizar un plato de dango (buñuelos hechos con harina de arroz) como ofrenda a la luna. También se utilizan como ofrendas castañas, verduras de temporada cocinadas, o frutas de temporada. La cerveza, sake, e incluso té verde, completan las ofrendas gastronómicas a la luna en este festival, que luego son consumidas tranquilamente durante la contemplación de la luna.

Sinceramente vuestra. SELENIA

lunes, 15 de septiembre de 2008

CUENTO A LA LUZ DE LA LUNA LLENA

Pssss, venga acercaros y silencio, que os voy a leer un cuento... un pelo largo, pero bien bonito. Un cuento de perdones, abro por el cuento que se titula Los niños estrella, del librito Diez cuentos del mundo que ayudan a educar(NOS). Este en concreto es de nueva guinea. Y dice así:

Aquella noche los hombres y las mujeres del pueblo estaban contentos. Era noche de fiesta. Habian realizado presurosamente todas sus tareas y habían acostado a sus hijos e hijas temprano, advirtiéndoles que no debían levantarse. Unos y otras esperaban con ansiedad el momento de la fiesta, momento de relajarse y olvidar las preocuapciones de cada día, la recolección, la pesca, la construcción de enseres y recipientes, el arreglo de las viviendas.

Aquella noche era para los adultos un momento en el que podían olvidarse del lado triste de la vida, incluso perder la conciencia entre risas, baile, comida y bebida.

Para acudir a la fiesta, las madres y padres dejaban sus casas bien cerradas asegurándose que sus hijos durmieran tranquilos y no pudiera entrar ningún animal.

Sucedió que una de las niñas de la aldea, depertó en medio de su sueño. La niña llamó a su madre, pero no la respondía y desde lejos escuchó la música y las voces de la celebración. La niña salió sin despertar a los otros niños y guiada por la luz de la luna se acercó a la fiesta. Los conocidos la pasaban a su lado pero no la veían y por fin vio a su madre que estaba riendo a carcajadas.

La niña corrió, como siempre que tenía miedo, a refugiarse en sus brazos, pero la madre al sentir a la niña se puso en pie y furiosa le gritó:
- Qué haces levantada!! y la mano de la madre golpeo la mejila de la su hija.

La mujer enojada llevó a la niña de la mano y la devolvió a la casa y con un susurro enérgico la mando dormir. La niña en cuanto quedó sola rompió a llorar de modo que despertó a sus hermanos, los cuales decidieron ir a buscar a sus padres. La niña los detuvo contándoles lo que había pasado.

Perplejos y asustados, para buscar tranquilidad abrieron un poco la puerta permitiendo que la luz de la luna llena entrara en la casa... sin saber ni cómo ni por qué sintieron que la luna los llamaba, como si ella quisiera consolarlos.

Descalzos los niños salieron de su casa y comenzaron a danzar al ritmo de una música que no sonaba pero los adormecía. Así fueron pasando por todas las casas de los poblados. En cada casa se unian los niños que dormían dentro. Tomados de la mano formaron una hilera y sin darse cuenta comenzaron a ascender por los rayos de la luna hasta llegar al cielo.

Ya en el cielo se soltaron de la mano y cada uno se reunión con sus amigos o se quedó a solas, según su carácter.

Mientras en el pueblo acabó la fiesta y los adultos volvieron a sus casas. Pronto se oyeron los gritos desesperados en cada casa al comprobar la ausencia de sus hijos. Salieron y poco a poco, según recuperaban la calma fueron siguiendo la huella dejada por los niños y comprobaron como en cierto punto desaparecían.

Una mujer alzó la vista y pudo ver a los niños, como puntos luminosos y lejanos alrededor de la luna.

Allí estaban sus hijos contemplándolos y los hombres y mujeres comprendieron que se habían equivocado y arrepentidos prometieron mirando al cielo que "nunca más volveremos a tratar mal a los niños, ni con obras, ni con palabras. Los niños serán siempre las estrellas que iluminan nuestras vidas"
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y quien no levante el culo, se le ha pegado. Venga, un beso y dormir Sinceramente vuestra, SELENIA.

domingo, 17 de agosto de 2008

A LA LUZ DE LA LUNA LLENA

Aunque pelín retrasado ahi va la historia a la luz de la luna llena de este mes.
Me lo contó hace unos días por telefono un amiguete que pasó un mes de retiro medio zen por allá por la India.

Erasé un buen hombre que vivía en un pueblo en un pequeño país.
En un sorteo le tocó un maravilloso caballo.
Todos los habitantes del pueblo se le acercaron, como no podía ser de otra manera, a felicitarle y admirados ante la buena suerte que había tenido.
Ante ello nuestro buen hombre dijo, muy sereno:
- "Buena suerte, mala suerte. Nunca se sabe"
Al tiempo el maravilloso caballo se le escapa.
Vuelve a pasar todas las gentes del pueblo a mostrarle su apoyo ante la malísima mala suerte que había tenido perdiendo ese caballo sin par.
- "Buena suerte, mala suerte. Nunca se sabe".
Al cabo de no muchos días el caballo perdido regresó a casa acompañado de una yegua preciosa.
Todo el pueblo de nuevo desfilo ante la casa del buen hombre con gran júbilo y haciéndole ver la grandísima suerte que tenía al haberle tocado en un sorteo ese caballo y que le hubiera traído una yegua aún más bella que el mismo caballo.
- Buena suerte, mala suerte, nunca se sabe.
En menos de un mes el único hijo que tenía el buen hombre, heredero de toda su hacienda y su taller, a lomos de la yegua cayó a tierra fracturándose las dos piernas y quedando impedido de por vida.
La gente del pueblo, compungida, pasó de nuevo por la casa del buen hombre a mostrarle su apoyo y su con-sufrimiento ante tal desgracia y muestra de mala suerte.
- Buena suerte, mala suerte, nunca se sabe.
Ante lo cual, la gente no salía de su asombro ante la postura del buen hombre frente a la desgracia.
Al cabo de unos meses el pequeño país entró en guerra con el país vecino. A la guerra partieron todos los jóvenes del pueblo, menos el impedido. En una funesta batalla todos los hijos del pueblo fueron apresados y degollados.
- Buena suerte, mala suerte, nunca se sabe.


Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y quien no levante el culo, se le ha pegado.

Sinceramente vuestra. SELENIA

jueves, 17 de julio de 2008

RELATOS A LA LUZ DE LA LUNA


Luna llena. Y ya se sabe, nos reunimos esta noche para contarnos pequeñas historias a la luz de la luna llena. Ahí van tres de Anthony de Mello. El primerito... ¡estos niños!!

La madre: "¿Sabías que Dios estaba presente cuando cogiste esa galleta de la cocina?"
El niño: "Sí."
"¿Y sabías que te estaba viendo?"
"Sí."
"¿Y qué crees que te estaba diciendo Dios."
"Me decía: "No estás tú solo; estamos los dos. De modo que coge dos galletas.""

El segundo, una nueva versión de la viga en el ojo ajeno

Un viejo marinero dejó de fumar cuando vio que su loro tosía cada vez más. Tenía miedo de que el humo de su pipa, que casi siempre llenaba la habitación, fuera perjudicial para la salud de su loro.
Luego hizo que un veterinario examinara al animal. Y, tras un concienzudo reconocimiento, el veterinario llegó a la conclusión de que el loro no padecía de psitacosis ni de pneumonía. Sencillamente, imitaba la tos del fumador empedernido que era su dueño.

Y el tercero, un poco más largo, sobre esos métodos de enseñanza

Al darse cuenta de que su padre se estaba haciendo viejo, el hijo de un ladrón le pidió: "Padre, enséñame el oficio, para que, cuando te retires, pueda yo seguir la tradición de la familia."
El padre no dijo ni palabra, pero aquella noche se llevó al muchacho consigo para asaltar una casa. Una vez dentro, abrió un gran armario y ordenó a su hijo que averiguara lo que había dentro. Apenas el muchacho se había introducido en el armario, el padre cerró violentamente la puerta y dio vuelta a la llave, haciendo tanto ruido que logró despertar a toda la casa. A continuación, se largó tranquilamente.
En el interior del armario, el muchacho estaba aterrorizado, enojadísimo y preguntándose cómo iba a arreglárselas para escapar. Entonces tuvo una idea: comenzó a maullar como un gato; con lo cual, un criado encendió una vela y abrió el armario para dejar salir al gato. En cuanto se abrió la puerta, el muchacho saltó afuera y todo el mundo se fue tras él.
Al topar con un pozo que había junto al camino, el muchacho arrojó en él una enorme piedra y se ocultó en las sombras; al cabo de una rato logró escabullirse, mientras sus perseguidores escudriñaban el pozo con la esperanza de descubrir en él al ladrón.
De regreso a su casa, el muchacho se olvidó de su enfado, impaciente como estaba por relatar su aventura. Pero su padre le dijo: "¿Para qué me cuentas esa historia? Estás aquí, y eso es lo que importa. Ya has aprendido el oficio."
Feliz luna llena. Sinceramente vuestra. SELENIA

sábado, 21 de junio de 2008

SOLSTICIO DE VERANO (II): RECUERDOS DE SAN JUAN

Personalmente las hogueras... mis mejores recuerdos de infancia. La gran fiesta de la pandilla (junto al lunes de aguas, que ya indique en este blog).

Desde que el 1º de junio no teníamos clases por las tardes, los amigos de la banda del barrio nos íbamos por casas, tiendas, muladares a recoger tablas y trastos viejos.
Nos dejaba el carro de la carpintería el señor Rodolfo, que en paz descanse.
Guardabamos las maderas en un rincón del callejón donde jugabamos, Villasarten le llamabamos al rincón.
Trabajamos como bestias para recoger madera. Mis padres decían que éramos unos paleros. Estabamos orgullosos de nuestra hoguera, la más limpia de todas, no como las de las pandas vecinas que echaban mucha rueda, fácil de conseguir, pero que echaba humo muy negro... la nuestra sólo madera, la más limpia.

Y a defender la madera durante todo el día habia que hacer guardia.
Si la cosa se ponía fea incluso hacíamos turnos para ir a comer y los chicos mayores del barrio se quedaban a veces a dormir en la calle para cuidar la madera... no era broma, entre pandas nos robabamos unos a otros la madera... y si nos calentábamos palizas, guerras a pedradas (más de una pitera tenemos todos y todas de ello) y si se podía.. cerilla y a quemarle las maderas al contrario.

El día 23 a primerísima hora llegaba el gran rito.
La hoguera se hacía en la plazoleta que quedaba frente a la estación, en un trozo sin asfaltar.

En los últimos años los guardas se ponían farrucos una y otra vez porque no nos dejaban hacer ahí la hoguera... ¡y una mierda!! siempre nos saliamos con la nuestra y si se ponía feo bajaban hasta los padres... y todo porque debajo de esa zona habían instalado un pequeño oleoducto desde los cercanos depositos de gasoil de la campsa hasta la estación de ferrocarril... ¡vamos hombre! y por esa tontería nos ibamos a quedar sin hoguera.. que se lo hubieran pensado antes y hubieran puesto el oleoducto por otro lado..... las hogueras estaban primero.

Por la mañanita a hacer el agujero lo más profundo posible.
Clavar el poste: el palo más alto, gordo y recto que encontráramos.
Ir trasladando y cargando la madera alrededor.
Y por último subir hasta lo más alto del poste y colgar un muñeco... cada año nos lo pasabamos genial haciendo el muñeco. Un año lo hicimos haciéndose una paja y con un letrero colgado que ponía El Gaitero (de una caja de botellas de sidra): cachondeo generalizado de pequeños, padres y visitantes.

Hacia las 11 de la noche bajaba todo, todo, todo el barrio alrededor de la hoguera.
Y siempre la misma riña... venga encendedla....... no este año hasta las 12 no se enciende, venga chavales que luego es muy tarde... que no... que si...
Nunca se llegaba hasta las 12, no había quien aguantara... y el jefe de la banda tenía el honor de prenderle fuego.

En segundos eso echaba a arder hasta alturas bien importante... a retirarse, no hay quien aguante el calor... arder, arder... hasta que comienza a quemarse el muñeco... otro momento importante... arder, arder... y ya se va consumiendo... a tirar el poste... tirando piedras, con otros postes, con cadenas... hasta que troncha y por fin cae.... y el culmen... los chicos más mayores a saltar la hoguera, una y otra vez y supuestamente a pedir deseos, pero yo creo que siempre se nos olvidaba pedir los deseos.

Hasta no hace tanto guardábamos en casa los restos de la ropa quemada de mi hermano que al saltar chocó contra otro y se cayo a la hoguera.... no quedó en nada grave... salio ardiendo pero nada más.

Después llegó la "civilización" rehicieron la estación, asfaltaron todo, nos hicimos mayores y no volvió a hacerse hogueras en el barrio.

En Salamanca se hacen muy pocas y muy al extrarradio, mis hijos no han recogido nunca madera para ello... Lástima.

Ehhhhhhh esto vale también de cuento a la luz de la luna!!, no me digáis que no. Que el 18 fue, encima luna llena.... días gloriosos de Helio y Selenia estamos pasando.

Sinceramente vuestra. SELENIA

jueves, 22 de mayo de 2008

RELATOS EN LUNA LLENA (PELÍN MENGUANTE)

Ehhhh que se me pasa la Luna llena...
No es que me olvidara, pero es que este mes en plena Luna llena no estaba llena (desajustes entre los astros y el alma, que cosas!)


Bueno, va otro de Anthony de Mello:


Uno de los pocos hombres que han caminado por la luna cuenta cómo tuvo que repremir sus intintos artísticos cuando llegó al satélite.

Recuerda que, cuando se hallaba mirando embelesado a la Tierra, estaba como paralizado por el asombro y diciéndose para sí: "¡Dios mío, qué preciosidad!"

Pero en seguida, volviendo en sí, se dijo: "Deja de perder el tiempo y dedicate a recoger piedras"


Hay dos tipos de educación:
la que te enseña a ganarte la vida
y la que te enseña a vivir.

Y otro:

Érase una vez un hombre que estaba construyéndose una casa. Y quería que fuera la casa más hermosa, más acogedora y más confortable del mundo.

Entonces llegó alguien a pedirle ayuda, porque el mundo estaba ardiendo. Pero lo que a él le interesaba era su casa, no el mundo.

Cuando, al fin, tuvo construida su casa, descubrió que no disponía de un planeta donde colocarla.


Y como ya dije hace un mes... qué cosas, hasta en la noche, sobre todo de luna llena, se nota la presencia del Sol...

Sinceramente vuestra. SELENIA

lunes, 21 de abril de 2008

RELATOS EN LUNA LLENA


Ahora que es luna llena, venga, pongansé ahi sentados en la arena de la playa, que les cuento algunos relatos para pasar un ratín delicioso...
Venga atención.. a ver si les gusta (los saqué de Anthony de Mello):

Va el primero:


La familia tomó asiento en el restaurante para cenar.
Llegó la camarera, tomó nota de lo que deseaban los adultos y luego se dirigió al muchacho de siete años:

"¿Qué vas a tomar?", le preguntó.

El muchacho miró con timidez en torno a la mesa y dijo: "Me gustaría tomar un perrito caliente"

Antes de que la camarera tuviera tiempo de escribirlo, intervino la madre: "¡Nada de perritos calientes! ¡Traígale un filete con puré de patatas y zanahorias!"

La camarera hizo como que no la había oído. "¿Cómo quieres el perrito caliente: con ketchup o con mostaza?", le preguntó al muchacho.

"Con ketchup"

"Vuelvo en un minuto", dijo la camarera dirigiéndose a la cocina.

Cuando la camarera se hubo retirado, hubo unos instantes de silencio producido por el asombro. Al fin, el muchacho miró a todos los presentes y exclamó: "¿Qué os parece? ¡Piensa que soy real!"




Y otro... para los que me conocen del chat...

Se dice que, cuando el filósofo griego Diógenes fue hecho preso y llevado al mercado de esclavos para ser vendido, se subió al estrado del subastador y gritó en voz alta: "Un señor ha venido aquí a ser vendido! ¿Hay algún esclavo entre vosotros que quiera comprarlo?"

Es imposible hacer esclavos a quienes han alcanzado la ilumninación, porque son exactamente igual de felices en estado de esclavitud que en en estado de libertad.




Qué cosas!!! hasta de noche se nota la presencia del Sol... suya es la luz que se ve en la Luna, no lo olviden nunca, hasta en las mayores de sus ausencias. Sinceramente vuestra. SELENIA