sábado, 27 de septiembre de 2008

BALANCE DE MI 45 ANIVERSARIO

Ayer cumpli los 45... ya lo dejó escrito Helio. Aparte de las felicitaciones y regalos (siempre son pocos o siempre son demasiados, según se mire) y aparte de un regalo muy sorpresa de una compañera que me ha hecho muchíiiiiiiiiiiisima ilusión (más por el hecho de regalar, que por el contenido en sí: un libro que ya veremos)... bueno aparte de todo ello... me dedico, robado, este poemazo retrospectivo de Antonio Machado y apuntado al margen

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

(en sí, ni patio, ni huerto, ni limonero, ni sevilla.. un callejón lleno de piedras y charcos donde me lo pasé de lujo... y no veinte años, sino los 45 completos, que de esta tierra no he salido)

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

(tal cual)

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

(tal cual... pero sin en mínimo verso, ni poetica alguna.... si acaso lo contrario, todo en mí es antipoesía)

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

(idem de idem)

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

(oye, este Machado es un copiota, me quita las palabras de mi boca!)

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

(bueno acá nada de nada, que ya dije que no es menester mío el dejar rima alguna en este mundo)

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

(joer con amigos filantrópicos!! así cualquiera!!)

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

(pues eso, que no debo nada a nadie, aunque tampoco nadie me debe nada)

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

(al mar... sin prisa alguna!!, que espere!!)

Sinceramente vuestra. SELENIA

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